
Hoy me desperté reflexiva, pensando en lo mucho que arrastramos patrones de generación en generación. A veces, sin darnos cuenta, repetimos frases que nos cortan las alas a nosotras mismas y también a los demás.
¿Cuántas veces has escuchado frases como estas?
- “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
- “El dinero no da la felicidad”
- “En la vida no se puede tener todo”
- “Si no te conformas, sufrirás”
Son frases hechas que parecen inocentes, pero que esconden límites muy potentes. Nos invitan a conformarnos, a no movernos, a aceptar menos de lo que realmente deseamos.
Yo me lo pregunto: ¿y por qué no? Claro que “todo” puede sonar enorme, pero… ¿qué pasa si hablamos de todo lo que yo deseo para mi vida? ¿Por qué no puedo aspirar a sentirme plena, amada, cuidada, realizada, en paz conmigo misma y con un futuro mejor?
La vida me ha enseñado que cuando dices en voz alta lo que quieres, muchas veces la respuesta que recibes es: “no se puede”. Y si te dejas contagiar, dejas de intentarlo. Pero hay personas inquietas —como yo— que decidimos no rendirnos. Y cuando conseguimos más de lo que otros esperan, aparece la etiqueta: “ambiciosa”.
Y me pregunto: ¿qué tiene de malo la ambición, si es la fuerza que me impulsa a construir mi vida?
Piensa en estas situaciones:
- Cuando compartes tu sueño de viajar más y alguien responde: “eso es para ricos”.
- Cuando hablas de empezar un negocio propio y escuchas: “no te arriesgues, mejor un trabajo fijo”.
- Cuando quieres cuidarte más y te dicen: “a tu edad, ya para qué”.
¿Te suenan? A mí sí. Y ahí entendí que muchas veces esas frases no hablan de mí, sino de las limitaciones de los demás. Como dice uno de Los Cuatro Acuerdos: “No te tomes nada de manera personal”. ¡Qué liberador es recordarlo!
Porque al final, vivir desde el “no puedo” es limitarse. Yo prefiero mirar la vida desde el “¿y si sí?”. Porque esa actitud abre caminos, nos conecta con la esperanza y aumenta las posibilidades de lograr lo que deseamos.
Mi invitación para ti
Hoy quiero invitarte a que revises esas frases que resuenan en tu cabeza y que quizás no son tuyas, sino heredadas. A que te preguntes: “¿y si sí lo consigo?”.
Cierra los ojos un instante e imagina cómo sería tu vida si lo que sueñas fuera posible. ¿Qué sentirías? ¿Cómo cambiaría tu día a día?
La verdad es que nadie puede asegurarte que sea fácil, pero sí puedo decirte algo: tu actitud es la llave que abre o cierra puertas.
Así que la próxima vez que alguien te diga “no se puede tener todo”, sonríe y respóndete por dentro:
“Quizás no todo… pero todo lo que yo deseo, sí.”
✨ No dejes que te corten las alas. No cortes las tuyas. Vive desde el “¿y si sí?
Con cariño,
Paqui Pérez – Alma Valiente