El Bienestar Integral de Nuestros Mayores: Cuidando con Amor y Dedicación

El Bienestar Integral de Nuestros Mayores: Cuidando con Amor y Dedicación

 

¡Hola a todos!

Hoy quiero hablarles sobre el bienestar integral de nuestros mayores, esas personas maravillosas que muchas veces son olvidadas o pasan sus días haciendo siempre lo mismo. Aunque estén acompañados, muchos de ellos aún sienten una profunda soledad. Además, su alimentación suele ser pobre en nutrientes esenciales, lo que afecta su masa muscular y su independencia.

Entiendo que la vida ajetreada y los nervios de la economía nos condicionan, pero es importante reflexionar sobre la vida de nuestros mayores. A menudo, no les dejamos hacer cosas en casa por ir más lentos o por miedo a que se hagan daño. No hablan mucho porque, a menudo, cuentan lo mismo de siempre, y se les suele decir: «¿Otra vez? Siempre cuentas lo mismo.» Esto sucede porque no viven experiencias nuevas.

Quiero que veamos que cuando envejecemos y dependemos de otros, es lo mismo que cuando éramos niños y necesitábamos ayuda para todo. Nos enseñaron a caminar, a hablar, a hacer nuestras necesidades, a escribir, a leer, a ser buenas personas. Nuestros mayores lo dieron todo por nosotros. Entiendo que algunos pueden ser difíciles de manejar, pero seguro que necesitan mucho cariño. Quizás no lo recibieron de niños y ahora, en su vejez, esos traumas resurgen.

Amo a las personas mayores; tienen mucho que aportar. ¿Por qué no les enseñamos cosas nuevas? Hay tantas cosas que pueden hacer. Sobre todo, hablemos con ellos, sepamos cómo se sienten, qué desean, qué les gustaría comer. Pidamos su opinión. Son útiles y debemos hacerles sentir eso.

Recuerdo con mucho cariño a Carmen, una mujer maravillosa a la que cuidé un tiempo. Fue un regalo para mí. Ella había tenido una vida muy activa y, desafortunadamente, el Parkinson la había dejado rígida. Cuando la conocí, su enfermedad estaba muy avanzada, pero sabía que todavía podía hacer algunas cosas. A pesar de que apenas podía moverse y no hablaba mucho porque se desanimaba, vimos videos de una logopeda experta en Parkinson y logró hablar un poco más claro siguiendo sus consejos. Hasta hicimos videollamadas con su hermana.

Carmen doblaba servilletas mejor que nadie, aunque tardaba mucho. ¿Y qué más da? Hicimos ejercicios con una pelota para que tuviera más fuerza y pudiera comer sola, aunque tardaba mucho. ¿Y qué más da? A esto me refiero con cuidar a nuestros mayores. A pesar de sus dificultades, siguen siendo valiosos. Con esto no quiero decir que soy mejor que nadie; sé que hay muchas personas como yo, y mejores.

El hijo de Carmen la tenía muy bien atendida y lo felicité por ello. Es una labor muy dura, pero donde hay amor, no hay error. Este artículo es una reflexión: ¿estás con tus mayores con dedicación de calidad, o los tienes en casa porque te ha tocado? Es muy fácil hacer pequeños gestos. Hagámoslos.

Vigilemos lo que comen. Un Danone para cenar no es suficiente nutrición. Un café con leche y un dulce no es nutrición. A los bebés les damos lo mejor para que crezcan fuertes y sanos. ¿Y a nuestros mayores? ¿Les damos lo mejor para que tengan una vejez sana?

Reflexionemos juntos y cuidemos mejor de nuestros mayores. Hagamos que se sientan útiles, amados y valorados.

Un abrazo,

Paqui Pérez

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